Nadie es blanco ni negro, por muy profunda que se disfrace nuestra tristeza seremos solamente distintas tonalidades de gris. Aunque grites, los muertos no regresarán, tampoco volverá el pasado ayer, hoy y mañana. El tiempo se contuvo en las cuerdas vocales, en los diálogos de Angélica y paredes donde los ladrillos son espejos, donde sus reflejos espectrales vinieron cada vez que una pastilla pasó por su garganta. Su padre busca el apoyo de su hija para recoger el pasado y tirarlo a una bolsa de basura junto con mil hubieras y más preguntas. Angélica cierra las puertas a las palabras de su padre, ella no quería dinero, deseaba que asumiera su papel de padre; no necesitaba todo lo que su capricho pudiera pedir, quería existir y dejar de estar sola. Su soledad es un lugar inmenso donde caben los espectros de Angélica. Ella misma se tortura, no aprendió a perdonar; por eso regresa, se ve, se difama con su alter ego, quizás representa el orgullo y fuerza que nunca tuvo manifestándose con su propia imagen a los catorce años: sarcástica como los niños, seguros que jamás saldrán de la orfandad, que saben que hay heridas que nunca sanan y mete las manos en ellas para enloquecer un poco más.

"En gris" es un remolino donde no hay moral, sólo un juego de metáforas, descuidos y reproches, cientos de porqués, que unen la cadena: ¿Por qué la Luna se ha hecho su sombra? ¿Por qué su enamorado muerto regresa por las noches a dictar la misma historia? ¿Por qué temen que despierte la crisálida? ¿Por qué ella espera que un despertador le regresé a una rutina que ya no posee? ¿Por qué no soltará una muñeca de plástico que teme se haga real? ¿Por qué no puede romper la libreta donde intentó remendar su vida? Hebras de tiempo que en el callejón son el lugar donde inician y terminan los nudos. Una obra que enreda a sus protagonistas, que conforme avanza la trama uno a uno se desatan para dejar de ver el fondo, el reflejo de Uriel que le consuela sin efecto, Álter Ego llevándola a la realidad y el padre de Angélica azotando la puerta para abandonar una vida en gris.